SECUESTRADOS


No utilizar la opción «manos libres» en el interior del museo.

 

El entorno de ETA trabajaba para presionar a las familias, desprestigiar a las víctimas y evitar que la sociedad se movilizase. Solo así conseguirían sus exigencias, ya fuese dinero o una concesión política. Prueba de ello es la pegatina “Aldaya, pasta ya”, dedicada a José María Aldaya, un empresario secuestrado durante más de 300 días.

Esa intimidación no pudo ocultar la enorme labor del movimiento pacifista a favor de la libertad de los secuestrados. Grupos como Gesto por la Paz o Denon Artean convocaron manifestaciones y otro tipo de iniciativas. Por ejemplo, el reparto de calendarios, que servía para concienciar a los ciudadanos sobre los días que un secuestrado llevaba lejos de su familia y de su hogar. Por su trascendencia, el símbolo del lazo azul merece una explicación detallada. Nos la dará Julio Iglesias Zamora, ingeniero secuestrado por ETA.

Julio Iglesias Zamora. El lazo azul y una carta desde el zulo

«Los vascos, o al menos la mayoría de los vascos, deberíamos estar avergonzados por nuestros silencios y por mirar hacia otro lado ante tantas barbaridades y no denunciarlas con rotundidad. No hemos defendido los principios éticos más elementales para una convivencia. No hicimos todo lo que podíamos haber hecho.

No puede haber varios relatos de las barbaridades cometidas y que se cuente la historia como una serie de mentiras consensuadas, consentidas o tolerables. No hay un proyecto de futuro válido sin memoria verdadera.

Las víctimas no han sido culpables de absolutamente nada, aunque desde diferentes ámbitos se les sentenciase y ejecutase de nuevo, aplicándoles la frase: “algo habrán hecho”.

Algunos en este país, si tienen suficiente coraje y autocrítica deberían de preguntarse ¿qué ha conseguido la violencia criminal después de más de 35 años?

Mención especial para Gesto por la Paz. La sociedad vasca siempre estará en deuda con Gesto. En particular, los que hemos sido apoyados por Gesto de manera directa, en momentos más que difíciles. Nunca encontraremos las palabras suficientes para agradecerles su colosal labor. Gesto tuvo el coraje, entereza, firmeza y dignidad para enfrentarse al totalitarismo con el silencio y la palabra, con concentraciones pacíficas y con símbolos como el lazo azul.

¡Qué voy a decir del lazo azul! Fui el primer beneficiario y miles de personas lo llevaron por primera vez en mi secuestro durante cuatro largos meses. Y el lazo azul marcó un cambio de actitud en la sociedad frente a la intolerancia, el fanatismo y la violencia criminal. Con este sencillo símbolo se gestó la revolución del lazo azul, un símbolo para la historia, un símbolo de paz y de defensa de los derechos humanos.

Los integrantes de Gesto han sido los héroes anónimos que engrandecen a un país.

Cualquier secuestro es injusto, ilegal y, sobre todo, inhumano. Una tortura en toda regla. Recomiendo visitar el interior del zulo.

Durante los 117 días de mi secuestro enviaba cartas a mi mujer y a la empresa con una frecuencia aproximadamente semanal. Nunca llegaron a su destino y he conocido alguna como la que aquí se expone, 27 años después. Parafraseando a Gustavo Adolfo Bécquer, él escribió “Cartas desde mi celda” y yo a estas misivas las denominaba “Cartas desde mi ataúd”. Era la forma de estar conectado con el mundo exterior y mantener la esperanza de un futuro en libertad.»

ETA no ha sido la única organización terrorista que ha recurrido al secuestro en España. María Cordón, hija del empresario Publio Cordón, secuestrado y hecho desaparecer por los GRAPO, nos presenta dos piezas de la colección.

María Cordón. Carta y jamba del zulo de Publio Cordón

«Mi padre envió varias cartas durante su secuestro. La verdad es que a él le gustaba mucho escribir. Una de esas cartas se la mandó a su madre, a mi abuela, Benita. Y bueno, es una carta muy entrañable donde básicamente, lo que intenta es dar ánimos a su madre, a mi abuela, y decirle que enseguida saldrá, que está bien, que la quiere mucho. Recuerda algunas cosas. Una carta en la que intenta él parecer motivado y parecer que está fuerte y que está bien. Supongo que ahí, en su… en su zulo horrible, debió hacer un esfuerzo tremendo para tranquilizar a su madre y a todos nosotros.

Mandó varias cartas a mi madre, también a las hijas, a amigos suyos, le dejaron escribir bastante. Lógicamente, luego ellos las revisaban y tachaban muchos párrafos que no les interesaban.

Y la jamba de la puerta, donde apuntaba cada día con un palito, cada día con un palito… Y al final… pues ya…, el último palito, en el día 16, pues ya no… Ya no tiene opción de poner un día más, ya no puede señalar más. Seguramente, ya ese día lo mataron.»