CONSECUENCIAS


No utilizar la opción «manos libres» en el interior del museo.

 

Después de ver cuáles son las diferentes organizaciones terroristas, en esta galería se presentan las consecuencias de su actividad mediante una selección de fotografías comentadas por sus autores. Todos responden a una pregunta: ¿qué recuerdan de aquella imagen que en algunos casos les marcó profesional e incluso personalmente?

Está la famosa fotografía de Toño Gallego para El Mundo de un demacrado José Antonio Ortega Lara llegando a su casa de Burgos. Acompañado por su mujer, Domitila, acababa de salir de 532 días de secuestro. La escena del atentado contra José Luis López de Lacalle, fotografiada por Jesús Uriarte para El País, es en la que se inspiró José Ibarrola para pintar su cuadro sobre los paraguas y la memoria. Gracias a David Armengou, también contamos con una de las primeras imágenes que se tomaron tras el atropello masivo de agosto de 2017 en las Ramblas de Barcelona.

Hay un debate abierto sobre hasta dónde podemos llegar a la hora de reflejar gráficamente qué es el terrorismo. Por ejemplo, si los primeros planos de cadáveres aportan algo a nivel informativo o buscan simplemente el sensacionalismo, pasando por encima de los sentimientos de los familiares de esas víctimas.

El terrorismo es un fenómeno dramático, que provoca daños personales devastadores, y no hay que suavizarlo. Pero las fotografías explícitas que se publicaban en la prensa en los años setenta u ochenta del siglo XX, incluyendo primeros planos de cadáveres, no consiguieron remover las conciencias. Fueron los años en los que hubo más atentados y menos respuesta social. Hoy no verían la luz por su crudeza.