LA BANALIDAD DEL MAL


No utilizar la opción «manos libres» en el interior del museo.

 

Las publicaciones de ETA, como el Zutik o el Zutabe, servían para difundir su propaganda y mantener la cohesión interna.

Los etarras fichados por la policía empleaban documentación falsa para ocultarse. Los documentos que puedes contemplar aquí eran de Mikel Otegi, que fue detenido en Francia en 2003. Otegi mató a tiros a dos ertzainas, Iñaki Mendiluze y José Luis González, en la localidad de Itsasondo, Gipuzkoa, en 1995.

Hay pocos ejemplos que muestren la banalidad del mal con tanta claridad como los de la vitrina de enfrente. Por un lado, tenemos las fichas que debían rellenar los etarras hasta los años ochenta con sus datos personales y una fotografía de carné cuando entraban en la organización.

Por otra parte, están las informaciones para cometer futuros atentados, en las que aparecen las rutinas de las futuras víctimas. Hay padres que llevan a los hijos al colegio, policías que suelen ir a un bar al salir del trabajo y hasta anotaciones hechas a mano sobre el tipo de arma ideal para acabar con sus vidas.

Finalmente, en el panel sobre la vitrina hay una copia de la carta escrita por el dirigente de ETA Domingo Iturbe, Txomin, a los miembros del comando Zuberoa, a quienes, entre saludos amistosos, pide que continúen “con ejecuciones”.